Tiene la sonrisa de Gardel con 33 de mano. Pero esconde el ancho de bastos detrás de las luces. En una de esas es por capricho, o está decidido, quién sabe. De lo que estoy seguro es que se mira en un espejo deforme. Y articula un pulpo. Un pulpo que se arrastra, que parece inofensivo. Pero que a mí me pegó donde duele.
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